El tercer día lo reservamos para visitar alguno de los palacios que hay alrededor de la ciudad.
Comentar que a todos los sitios nos trasladamos en tren, el cual cogimos desde la estación central, junto al hotel.Nuestra primera visita fue Hillerod. El tren te dejaba un poco a las afueras y dando un paseíllo enseguida se llegaba al pueblo. La primera imagen que tuvimos del castillo de Frederiksborg y del entorno fue impresionante. Era un lugar como de cuento.
El castillo se construyo en distintas fases, desde lo más antiguo del siglo XVI, hasta acabarse en el siglo XVII, constaba de tres alas, en el centro la del rey, a la izquierda la de la iglesia y los banquetes y a la derecha la de la princesa.
El castillo hoy en día es un museo de historia nacional, pero también comentar que si decidís entrar como lo hicimos nosotros, también podréis disfrutar de los magníficos interiores.
También comentar, que aunque no se esté interesado en entrar al castillo y pagar la entrada, es posible visitar los patios hasta la entrada al castillo, así como los impresionantes jardines y bosques que rodean el castillo.
Si el edificio en si era impresionante, los cuidadísimos jardines no le tenían nada que envidiar, incluso vimos los escudos reales hechos con setos, la verdad es que una maravilla. La pena es que no tuvimos tiempo para perdernos por los caminos que recorrían los bosques que rodeaban la zona.
Fachada posterior del castillo
Jardines con Escudos Reales
Panorámica aérea de los jardines
Lago frente al castillo
Pequeño Palacete